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 Don Ramón María del Valle-Inclán 
 
 
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 Ramón María del Valle-Inclán
 
   
   
 
 
 

Ramón María Valle Peña nace en Villanueva de Arosa el 28 de octubre de 1866 y fallece en Santiago de Compostela el 5 de enero de 1936.  

También conocido como Ramón del Valle-Inclán o Ramón María del Valle-Inclán, dramaturgo, poeta y novelista español formó parte de la corriente literaria denominada modernismo. Considerado uno de los autores clave de la literatura española del siglo XX.

Un verdadero genio creativo muy adelantado a su tiempo, y de hecho, se le puede relacionar con los tres grandes movimientos que nos encontramos en la España del Siglo XX: el Modernismo, La Generación del 98 y las Vanguardias, de las que se le puede considerar un precursor a través del Esperpento, que muchos críticos emparientan con el Expresionismo. 

Pero fue además de genio, figura, de personalidad única, extravagante, cuentan las anécdotas que malhumorada, maniática y beligerante (y hay quien dice que todo esto no era más que una máscara de una profunda timidez). 

Representó y conjugó también dos de las tempos humanos de su época, dos de las actitudes de los disconformes con aquél mundo: el Bohemio y el dandy. Y para acercarnos a esta figura única e insólita, quizás no demasiado bien comprendida en su momento, pero cuya vigencia sigue siendo, en algún aspecto, tristemente extraordinaria. Un mago de palabra desbordante, un místico que daba a la literatura y la poesía un valor trascendente y visionario. 

Inventor del esperpento y encendido tertuliano de los cafés del Madrid de finales de siglo XIX y principios del XX, donde llegó a perder un brazo en una discusión con un periodista que le propinó un bastonazo, Ramón del Valle-Inclán es una de las figuras más complejas, misteriosas y fascinantes de la literatura española. 

Un escritor tan hiperbólico que convirtió su vida en una suma de leyendas; entre ellas, que podía ir de Burgos a Madrid andando en dos horas, que había sido fraile trapense y también soldado en México. E incluso en una ocasión, y para muestra de lo poco que se tomaba a sí mismo en serio, cuando un redactor del diario La Voz se presentó en su casa haciéndole preguntas sobre su juventud, él contestó: “Yo no recuerdo nada de mis 20 años… Los escritores deben olvidar sus primeros 20 años”.  

A su obsesión por el paso del tiempo y su celo por mantener oculta su vida privada bajo exageraciones y humor, se le suma una pasión de la que nunca nos hablaron en el colegio, lo que hubiera sido de agradecer porque muchos lo tomamos por un ‘paliza’: Ramón María del Valle-Inclán era una hombre profundamente esotérico. Y a pesar de que muchos críticos hayan apuntado que los elementos sobrenaturales de su obra son meros esteticismos e influencias de una niñez en la Galicia del siglo XIX, donde la creencia en duendes, meigas y trasgos era común, lo cierto es que la mayoría de sus obras contienen referencias astrológicas, guiños a la cábala, la alquimia y símbolos mágicos.